En 1994 entró en marcha la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley para los Océanos. El 8 de junio se celebra el día Mundial del Océano a partir de una iniciativa canadiense, y su celebración es relativamente reciente.
Los océanos cubren dos terceras partes de la superficie de la Tierra, y a través de sus interacciones con la atmósfera, litosfera y la biosfera, juegan un papel relevante en la conformación de las condiciones que hacen posible las distintas formas de vida del planeta.
Además de servir como hábitat de una inmensa colección de plantas y animales, los océanos proporcionan alimento, energía y múltiples recursos a los seres humanos.
Aproximadamente el 90 por ciento del comercio internacional se transporta por mar. Más del 29 por ciento de la producción mundial del petróleo viene de los océanos. El turismo de playa y los cruceros son una importante fuente de ingresos para muchos países, especialmente los pequeños Estados insulares en desarrollo. Cada año se capturan en todo el mundo casi 130 millones de toneladas de pescado, con un valor aproximado de 60 mil millones de dólares, y el sector pesquero y la acuicultura por si solos dan trabajo a 150 millones de personas.
El océano visto desde la atmósfera |
Además los océanos a través de sus interacciones con la atmósfera, litósfera y la biósfera, juegan un papel relevante en la conformación de las condiciones que hacen posible las distintas formas de vida del planeta. De hecho, sin los océanos la vida no existiría en nuestro planeta.
Los océanos actualmente, desde el comienzo del siglo XXI, sufren una grave degradación debido a la contaminación, la pesca excesiva y el desmesurado crecimiento urbano costero. Lo que sabemos de ellos es inquietante, se están mostrando muestras del derrumbamiento.
Casi el 75 por ciento de las reservas pesqueras de los océanos experimentan sobrepesca o están siendo extraídas hasta su límite biológico. Las técnicas de arrastre son dañinas y destruyen los habitas para la reproducción.
La pesca comercial redujo más de 90 por ciento la población mundial de peces grandes, lo que pone en peligro una fuente vital de proteínas. Los océanos Atlántico, Pacífico y Índico se están calentando lentamente con un promedio de 0,06 grados centígrado desde 1955 debido al efecto de invernadero. Este cambio climático podría dar lugar a un elevamiento de los niveles del mar, los cuales podrían llegar a fines de siglo entre 9 y 95 centímetros. Aproximadamente la mitad de los ecosistemas costeros del mundo se encuentran actualmente en riesgo de ser totalmente degradados. El accionar del hombre fue siempre insignificante, comparado con la magnitud del ecosistema marino, todo era compensado por la naturaleza. El mar y la atmósfera se comportan como infinitos, deglutiendo los subproductos indeseables de la actividad humana. Pero nos volvimos demasiados poderosos. Somos muchos y manejamos energías capaces de alterar equilibrios naturales.
Contaminación de las costas oceánicas |
El mundo debería replantearse la manera en que se está midiendo el crecimiento económico. Durante mucho tiempo las prioridades de desarrollo se han centrado en lo que la humanidad puede extraer de los ecosistemas, sin pensar demasiado sobre como afecta esto la base biológica de nuestras vidas. Se puede decir que ha habido un progreso muy limitado en la reducción de la pobreza en los países en desarrollo, y la Globalización, por si misma, no ha beneficiado a la mayoría de la población mundial. En general, los intentos por impulsar el desarrollo humano y para detener la degradación del medio oceánico, no han sido eficaces durante la pasada década. Los escasos recursos, la falta de voluntad política, un acercamiento no coordinado, y los continuos modelos derrochadores de producción y de consumo han frustrado los esfuerzos de poner en ejecución el desarrollo oceánico sostenible, o el desarrollo equilibrado entre las necesidades económicas y sociales de la población, y la capacidad de los recursos oceánicos y de los ecosistemas para resolver necesidades presentes y futuras.
La responsabilidad de proteger los océanos recae no sólo sobre los políticos quienes definen las condiciones nacionales e internacionales de protección de los ecosistemas, sino también es tarea de cada individuo. La exigencia a los políticos para que tomen medidas más efectivas frente a esta problemática debe de estar acompañada del compromiso de cada uno de nosotros por actuar en una forma más responsable en la promoción de la defensa de las metas por la protección de los océanos.